En tus letras me pierdo, y ya no canto.
Ya no escucho, ya no leo.
Ya no siento el relieve perfecto de tu cuerpo.
Ahora sólo sueño, y colapso contra tus curvas,
tan perfectas, tan lejanas.
Tan tuyas, tan ajenas.
Suspiros perdidos en el invierno
bajo la fría luz de tu mirada
que incita a perderse en el helado mar
tan tormentoso, como si hubiese un huracán.
¡Huracán el de tus ojos,
tan caótica tu mirada!
No puedo quedarme quieta
tiritando me tambaleo contra tu cuerpo
esperando tus brazos abiertos
cerrarse contra mi pequeñez.
Encontrando el vacío me encuentro
dándome cuenta que te perdí
en aquel tornado de sentimientos
al que llamamos verdad.
Tan ajeno te veo,
caminando pasos largos,
alejándote de mí como si ya no fueras mío.
¿Acaso lo fuiste, o no más que un anhelo?
Mío, de mi propiedad,
mío, mis besos marcando tu cuerpo
mis dientes mordiendo tu piel.
Mio, como mi corazón tuyo.
¿Acaso todo fue un sueño?
¿O esta es la pesadilla?
Ya no distingo,
ya no encuentro la realidad.